¿Es Mindfulness una cuestión de Salud Pública?

Carlos Belda
Especialista en Psicología Clínica y profesor de Mindfulness. Practising Teacher (MBCT).
www.centroplenum.es

Muchos son los artículos y trabajos publicados sobre la eficacia de la práctica de Mindfulness y es que esta práctica sencilla ha resultado ser beneficiosa para reducir la ansiedad y el estrés, la depresión y el dolor crónico, entre otros problemas de salud mental y física.

Hace ya más de dos décadas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) informaba que las tasas de ansiedad y depresión en el mundo estaban aumentando y que se preveía que serían epidemia en el siglo XXI. A día de hoy se estima que padecen depresión más de 300 millones de personas y la ansiedad afecta a 264 millones de personas en todo el mundo (datos de 2015)1. En atención primaria, los médicos informan que entre un 30% y un 60% de las consultas no se deben a problemas físicos sino a malestar general a nivel emocional. Es decir, no hay diagnóstico de enfermedad física

Por otra parte, las terapias psicológicas modernas, de distintas orientaciones teóricas parecen coincidir en que la práctica de la atención plena o Mindfulness es un componente principal para desarrollar y mantener una buena salud mental y muchas de estas terapias, basadas en evidencias, incluyen o recomiendan la práctica de Mindfulness como elemento de recuperación de la calma mental y de reducción de la rumiación, tan común en los distintos problemas psicológicos. En concreto en el ámbito de la salud

Ya en 1970, Frank y Frank, en una obra seminal para la historia de las terapias psicológicas2, afirmaban que para que una terapia sea eficaz, sea cual sea su planteamiento, debe alcanzar dos propósitos: el primero, desenredar a la persona de sus preocupaciones y tribulaciones a nivel psicológico, y el segundo, ayudarle a encaminarse de modo saludable en la vida.

Sin duda Mindfulness y en concreto el programa MBCT (Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness), contribuye de manera solvente al primero de esos propósitos, ya contamos con evidencias suficientes que avalan que eso es así. El programa de mindfulness MBCT ayuda a las personas a reducir el malestar psicológico y a desengancharse de los “enredos” mentales, que constituyen el problema psicológico.

Ante este panorama, quizá cueste entender por qué, si hay tantos problemas de ansiedad y depresión en nuestra sociedad, y si conocemos esta estrategia tan sencilla y tan libre de tecnología, sigamos utilizando los fármacos, como primera medida (y a veces única) contra la ansiedad y la depresión y no se esté buscando la manera de incluir entre las intervenciones de salud pública la práctica de la atención plena. No ya solo como intervención no invasiva en casos de ansiedad y depresión, sino también como estrategia de promoción de la salud mental, concretamente, para la prevención de la ansiedad y la depresión, pero también como modo de aumentar el cuidado de la propia salud tanto física como mental.

Me atrevería a decir que la promoción de la atención plena es a lo psicológico lo que la promoción de la alimentación saludable, el descanso y el ejercicio a la salud física es a lo físico y corporal. Pensemos en cuántos problemas psicológicos se somatizan y adquieren la apariencia de problema de salud física, problemas del sistema digestivo, del sistema inmune, respiratorios, problemas a nivel muscular y articular.

La promoción de la salud psicológica se ha desarrollado tradicionalmente a través de programas que pretendían prevenir la ocurrencia de problemas psicológicos. Es cuidar la salud mental sin tener como referencia un problema psicológico del que hay que protegerse, antes de que sea necesario solucionar un problema, más que una terapia, el programa MBCT implica cultivar una buena salud mental de un modo proactivo.

Es muy probable que las personas que practican como hábito saludable la atención plena, tengan menos probabilidad de desarrollar ansiedad o depresión, o si se ven sometidos a circunstancias muy adversas tengan más recursos para superarlas y, por tanto, menos probabilidad de desarrollar problemas de salud mental o de somatizar esos problemas psicológicos.

Son ya numerosos los grupos de práctica del Mindfulness que han ido proliferando en el mundo y en nuestro país, pero las vías por las que las personas se acercan a esta práctica a veces son azarosas y no siempre los programas ofertados tienen el aval y el fundamento de las evidencias científicas. Por ello, los programas estandarizados guiados por profesionales acreditados aportand un respaldo en este sentido a las personas y organismos que quieren iniciarse en el mundo de Mindfulness.

Quizá regular e incluir el Mindfulness en la cartera de servicios del Sistema Público de Salud, como ya se hace en otros países, evitaría, primero, la pseudociencia, y en segundo lugar que las personas tengan que encontrar por sus propios medios estas intervenciones saludables.

Existen ya evidencias suficientes para afirmar que la práctica de Mindfulness a través del programa MBCT puede ser perfectamente una estrategia de salud pública quizá incluyendo la formación de profesionales de dentro del Sistema Público de Salud, y ofertando la práctica de la atención plena en los servicios de atención primaria de salud, al menos como activo de salud o mejor aún como intervención incluida en la cartera de servicios del sistema.

Referencias:

2020-04-17T11:21:34+02:00
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